El texto analiza la discrepancia entre la teoría y la práctica en la gestión de compras públicas, argumentando que el éxito no reside únicamente en la formación técnica, sino fundamentalmente en la actitud y el sentido común de los funcionarios. Se critica la resistencia al cambio y la aplicación mecánica de normas, abogando por una mayor adaptación al contexto y una comprensión integral de las necesidades sociales y económicas. Se destaca la importancia de la vocación de servicio público y la necesidad de priorizar la obtención de resultados efectivos. Finalmente, se resalta la superioridad de la preparación cultural y profesional sobre la simple implementación de herramientas tecnológicas.
EL RECURSO HUMANO EN LA COMPRA PÚBLICA Leyendo un artículo de Xavier Marcet, publicado en La Vanguardia de Barcelona el 24 de noviembre pasado, denominado: “Domar las pretensiones”, en donde promociona su último libro: Management del Sentido Común, encontré, en determinados conceptos que expresa en el mismo, una significativa similitud con lo que observamos, en términos generales, y con singular frecuencia, en el ámbito de la compra pública, a juzgar por los resultados. Es así, que me tomé la licencia de aprovechar varias de sus excelentes frases, que se destacan por su llamativa claridad, y permiten aplicarlas al tema que nos compete. Si bien el documento muestra la trascendencia del comportamiento de los recursos humanos en las organizaciones, es en la gestión de la compra pública, donde esos mismos comportamientos, marcan la significativa brecha que existe entre lo que se transmite y lo que se lleva a la práctica. Un claro ejemplo del comportamiento humano y sus consecuencias. Frases del autor del mencionado documento, como “gente comprometida en que nada cambie, son el reflejo de una realidad que se vive y se repite en el tiempo. “Siempre lo hemos hecho así”, es la frase letal que destruye las buenas intenciones desde su inicio. Yo he dicho en muchas ocasiones, y lo sostengo, que el recurso humano para la gestión de la compra, no es valioso solo por su aptitud y su formación profesional, sino que lo es mucho más por su actitud, su vocación de servicio, su criterio y su sentido común. Virtudes estas que hacen a la personalidad. Menciona Marcet que, “para sofisticar sirve cualquiera, pero que, para actuar con sentido común, no sirve todo el mundo y que, no hay que apuntarse a ningún seminario ni exhibir galones académicos, hay que entender los contextos y pensar por cuenta propia”. Que significa entender los contextos. En el caso de la compra pública, entender que el comprador es un servidor, y en este caso nada más apropiado que decir que el comprador es un “servidor público”, dado que lo que brinda es un servicio a los objetivos de la gestión estatal y que por lo tanto debe tener vocación para ello y no cumplir solo con una tarea administrativa. Posiblemente esta tarea la cumpla con una rigurosidad y profesionalidad destacable, pero no es suficiente, lo más trascendente es que esté acorde con las circunstancias. Que entienda el contexto, como dice Marcet. La compra pública ha evolucionado superando holgadamente los ya obsoletos objetivos primarios del siglo pasado, basados solo en el abastecimiento a la gestión estatal. No se trata solo de obtener a través de un determinado procedimiento bienes, servicios u obras. Esa obtención, hoy debe hacerse contemplando todos los requerimientos que nos plantea el mundo actual y que nos obliga a enfrentarlos. Cuál es el contexto? Un mundo luchando contra la pobreza y de allí la necesidad de la inserción laboral a través de la compra pública. Un mundo muy comprometido con el medio ambiente, nos genera la necesidad de su cuidado, contemplando la sustentabilidad en las compras. La situación crítica de los gobiernos con recursos escasos, afectados por fenómenos naturales, crisis políticas, pandemias, guerras, el crecimiento poblacional y los problemas migratorios, nos introduce entre otras cosas, en el control del gasto a través del concepto de valor por dinero. Para todo esto, no hay que apuntarse a ningún seminario ni exhibir galones académicos, expresa el autor de “Domar las pretensiones”. También nos dice Marcet: “hay que resaltar a la gente que hace sencillas, cosas que son realmente muy difíciles” y que” necesitamos proveedores de resultados, los proveedores de excusas salen solos” “Es de sentido común poner el futuro en la agenda del presente” nos expresa, y necesitamos recursos humanos idóneos para hacerlo. Esos recursos deben estar dotados de profesionalidad, actitud, criterio y sentido común. Es verdaderamente relevante la similitud de todo el documento con la realidad de lo que vemos a diario en la gestión de las compras públicas. Funcionarios que “hacen ruido para parecer que hacen cosas” y que “convocan reuniones para no estar solos ante su propia incompetencia” continúa Marcet. Los seminarios y cursos sobre distintos aspectos de la compra pública abundan y se transmiten experiencias, se mencionan mejores prácticas, se habla de compliance, y de otros temas, todos interesantes y de actualidad, pero nos dice Marcet que “ha aprendido que formarse es ir a clase, pero que aprender es una decisión personal fundamental para uno mismo, y que la alternativa a aprender es envejecer indolentemente.” No son pocos los que eligen esta alternativa. Se asiste, se escucha, pero se continúa haciendo lo mismo de siempre. La brecha entre todo lo que debería hacerse y lo que se hace, es muy grande. Incluso si existieran más indicadores que la mostraran, nos asombraríamos. La importancia de la compra como política de estado amerita que se reduzca. Se ha insistido mucho, y se insiste, en considerar los significativos progresos de la tecnología como una solución a los problemas de la compra, (eficiencia, eficacia, transparencia), pero están a la vista los resultados: los países más avanzados no son los que tienen las mejores herramientas tecnológicas, sino aquellos cultural y profesionalmente más preparados, que utilizan dichas herramientas como asistencia administrativa. Son innumerables los ejemplos que puedo mencionar sobre decisiones tomadas fuera de contexto y reñidas con el sentido común. Desde la elaboración de nuevas normas obligatorias para actuar en la emergencia en plena pandemia, cuando los requerimientos exigían un cumplimiento inmediato porque afectaban vidas humanas, hasta situaciones menores, pero no por ello menos perjudiciales, como elaborar un dictamen, de diez hojas, con la correspondiente demora, justificando la cuestionada aceptabilidad de la oferta de un oferente que había presentado una garantía de oferta equivocada, pero mayor a la que correspondía. Necesitamos funcionarios que vayan a clase, pero estén decididos a aprender y a aplicar lo que se les transmite. Contrata la actitud y entrena la habilidad.- Atul Gawande. XAVIER MARCET Renombrado experto en estrategia, innovación y transformación con una amplia experiencia internacional. Lidera Lead To Change, una consultoría boutique con la que trabajan con empresas de toda dimensión. Profesor asociado de la Barcelona School of Management (UPF) Presidente del Patronato de gestión de la Escuela de Negocios Euncet. Presidente Fundador de la Barcelona Drucker Society, Colaborador de La Vanguardia con artículos de Management y de la Revista Digital Sintetia.com. Autor de varios libros, el más reciente: Management del sentido común
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